✨ The Girl in Red and the Questioning Dragon

✨ La chica de rojo y el dragón interrogativo

La chica de rojo y el dragón interrogativo

En lo profundo del bosque, donde el río susurraba sobre las piedras lisas, había una pequeña casa torcida. Con techo de musgo y ventanas redondas que siempre olían a pan caliente. Pertenecía a la tía Alvina: una bruja buena, una panadera legendaria y guardiana de secretos que nunca caben en un solo libro.

Su sobrina Lila, una niña con capucha roja un poco más baja y manchada de harina que la famosa de otras historias, había venido a pasar el verano con ella. A Lila le encantaba hornear, pero hoy tenía algo Lo más importante era aprender: tenía que descubrir por qué las cosas funcionaban como lo hacían.

Esa mañana, la tía Alvina había salido al amanecer, desapareciendo en el bosque con su escoba y su canasta, dejando sólo una nota sobre la mesa:

“La magia está en las preguntas, no en las respuestas”.

Lila frunció el ceño, se ató el delantal y llevó el tazón afuera. Instaló una mesita cerca de la río, bajo los árboles, y comenzó a preparar galletas danesas ella sola.

Mientras medía la harina, algo brillante y enorme resplandecía en el reflejo del río.

Un dragón.

No era un hombre aterrador: sus ojos eran viejos y amables, y su aliento olía ligeramente a mantequilla y azúcar.

—Pequeño panadero —dijo bajando su gran cabeza—, no he venido a enseñarte. He venido a hacerte preguntas. Quien entiende por sí mismo, nunca olvida.

Lila tragó saliva, pero había tanta paciencia en su mirada que se sintió extrañamente segura.


🧂 Pregunta 1 – La pizca de sal

El dragón señaló la pequeña pizca de sal que Lila estaba a punto de agregar a la masa.

—Dime, muchacha de rojo —preguntó—, ¿cómo puede algo tan pequeño importar tanto?

Lila pensó. Miró la mantequilla, luego el azúcar, y luego probó un poco de masa en la punta del dedo.

“Creo”, dijo lentamente, “que la sal despierta el sabor de la mantequilla. Hace que todos los sabores sean más claros. La galleta incluso se siente más dulce. “Aunque no le añada más azúcar.”

El dragón sonrió.

—Entonces ya lo sabes —dijo—. Nada es demasiado pequeño para cambiarlo todo.


🧚 Distracción junto al río

En ese momento, un remolino de luz rosada giró sobre la mesa.

Apareció un hada, diminuta y brillante, con sus alas zumbando como un colibrí nervioso.

—¡Liiiila! —canturreó, dando vueltas alrededor de la cabeza de la niña—. ¡Olvídate de la pasta aburrida! ¡Agreguémosle purpurina, pétalos de flores o polvo de arcoíris! ¡Las recetas son tan aburridas!

Lila cerró los ojos por un momento, respiró hondo y volvió al cuenco.

El dragón asintió en silencio, complacido con su concentración.


Pregunta 2 – Las puntas de la tubería

El dragón señaló dos mangas pasteleras que había sobre la mesa: uno equipado con una punta de estrella grande abierta y el otro con una punta de estrella cerrada.

—Segunda pregunta —dijo—. Si cambias la forma, ¿cambias la galleta?

Lila estudió las propinas, recordando las bandejas que había visto en la panadería del pueblo.

—Sí —respondió ella—. Con una boquilla de estrella abierta, la masa tiene más bordes y se hornea más rápido. Las galletas quedan más crujientes por fuera. Con una punta de estrella cerrada, la masa queda más compacta. Se mantiene más densa y mantecosa por dentro.

—Entonces —respondió el dragón—, la forma no es solo decoración. Es textura. Es destino.

El hada hizo una mueca.

—¡Destino, qué destino! —murmuró—. ¡Podrías convertirlos en nubes o ranas! ¡Es mucho más divertido!

Pero Lila mantuvo sus ojos en la masa.


🔥 Pregunta 3 – El truco del papel doble

El dragón golpeó la bandeja de horno con una garra y luego colocó dos hojas de papel pergamino encima de ella.

—Tercera pregunta —dijo—. ¿Qué pasa cuando el fuego desde abajo es demasiado fuerte?

Lila miró la bandeja, recordando un lote que había quemado una vez.

“Si la base se calienta demasiado, las galletas se doran y se queman antes de estar listas”, dijo. “Pero si uso dos capas de pergamino, o dos bandejas apiladas juntas, “El calor inferior se vuelve más suave y las galletas se hornean de manera más uniforme”.

—Exactamente —dijo el dragón—. A veces, para evitar quemarse, no hace falta menos fuego… “Solo necesitas otra capa en el medio”.

El hada bostezó dramáticamente.

“O simplemente podrías comerte la parte de arriba y tirar la de abajo”, sugirió.

Lila casi se rió, pero se mantuvo concentrada.


🌼 Pregunta 4 – El aroma danés

El dragón dejó caer una pequeña vaina verde en la mano de Lila.

—Última pregunta, pequeño panadero —dijo—. ¿Qué especia oculta puede cambiarlo todo? ¿Aunque casi nadie lo usa?”

Lila presionó la vaina, olió las semillas y su rostro se iluminó.

—Cardamomo —respondió ella—. Cardamomo molido, solo una pizca, mezclado con vainilla. Ese es el olor de una panadería escandinava… el olor de las historias y del hogar”.

El dragón cerró los ojos, satisfecho.

“Has respondido lo que más importa”, susurró.

El hada se cruzó de brazos, pero incluso ella parecía un poco impresionada.


🏡 La tía Alvina regresa

Justo cuando la última bandeja de galletas salió del horno, la puerta torcida de la casa se abrió de golpe. La tía Alvina entró, su capa estaba salpicada de hojas y niebla del río y tenía una suave sonrisa en los labios.

“Veo que mi pequeño maestro hizo su trabajo”, dijo, mirando al dragón.

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